Desde el 20 de enero entramos en el tiempo de Acuario en el cual, aunque nuestro destino se ha concretado a Capricornio, es necesario encontrar la verdadera libertad que es la que fertilizará, como el aguador de la imagen, nuestra vida.
Acuario es un signo que va más allá del que se establecido, es el signo de los visionarios y de los que se aventuran a cambiar las viejas estructuras. Aquí hablamos de la lucha entre el que se viejo y el que se nuevo, la orden contra la revolución. Porque Acuario es un signo donde todas las ideas tienen cabida, las lógicas y las ilógicas. Es la ciencia ficción y el sueño sin el cual la humanidad no habría avanzado.

Por eso el mito que más tiene que ver con Acuario es el de Prometeo robando el fuego de los dioses para darselo a los hombres. Prometeo los engaña tomándoles su bien más preciado: el fuego, la luz, la claridad, y por eso paga un precio muy alto, la tortura. Prometeo eleva al ser humano y lo hace ir más allá, salir de lo que tiene predestinado y atreverse a cambiar lo que está establecido. Este es el estilo acuariano de romper las normas y apostar por el futuro. Todos conocemos acuarianos como Mozart, Galileo, Julio Verne o Lewis Carrol, por citar algunos, que se atrevieron a formular hipótesis diferentes de las que eran comunment aceptadas en su época.
También en este mito aparece la curiosidad del arquetipo visionario que se explica aquí con la historia de la caja que Pandora abre y extiende los males por el mundo dejando a los humanos solo la esperanza.
Vemos pues que en Acuario necesitamos romper con los esquemas que no nos dejan ser libres y abrirnos al cambio, responsabilizándonos del precio que pagaremos por eso. La libertad sin responsabilidad se queda en un juego de rebeldia.
